LA MAS BELLA ORACIÓN

- Dios, dame el día de hoy fe para seguir adelante
- Dame grandeza de espíritu para perdonar

- Dame paciencia para comprender y esperar
- Dame voluntad para no caer
- Dame fuerza para levantarme si caído estoy
- Dame amor para dar
- Dame lo que necesito y no lo que quiero
- Dame elocuencia para decir lo que debo decir
- Haz que yo sea el mejor ejemplo para mis hijos
- Haz que yo sea el mejor amigo de mis amigos
- Haz de mi un instrumento de tu voluntad
- Hazme fuerte para recibir los golpes que me da la vida
- Déjame saber que es lo que tu quieres de mí
- Déjame tu paz para que la comparta con quien no la tenga
- Por último, anda conmigo y déjame saber que así es.

Evangelio según San Juan 15,1-8.

Jesús dijo a sus discípulos:

«Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el viñador.

El corta todos mis sarmientos que no dan fruto; al que da fruto, lo poda para que dé más todavía.

Ustedes ya están limpios por la palabra que yo les anuncié.

Permanezcan en mí, como yo permanezco en ustedes. Así como el sarmiento no puede dar fruto si no permanece en la vid, tampoco ustedes, si no permanecen en mí.

Yo soy la vid, ustedes los sarmientos. El que permanece en mí, y yo en él, da mucho fruto, porque separados de mí, nada pueden hacer.

Pero el que no permanece en mí, es como el sarmiento que se tira y se seca; después se recoge, se arroja al fuego y arde.

Si ustedes permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y lo obtendrán.

La gloria de mi Padre consiste en que ustedes den fruto abundante, y así sean mis discípulos.»

Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.

LINDAS REFLEXIONES

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 No me mueve, mi Dios, para quererte,

el cielo que me tienes prometido;

ni me mueve el infierno tan temido

para dejar por eso de ofenderte.

 

Tú me mueves, Señor, muéveme al verte

clavado en una Cruz y escarnecido;

muéveme el ver tu cuerpo tan herido;

muéveme tus afrentas y tu muerte.

Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,

que aunque no hubiera cielo, yo te amara,

y aunque no hubiera infierno, te temiera.

No me tienes que dar porque te quiera;

pues aunque lo que espero no esperara,

lo mismo que te quiero, te quisiera.

 

Fray Miguel de Guevara

GRACIAS POR TU VISITA